Dr Pastrana, Agustín Julio, Diego Urquijo
Que hermoso hubiera sido una tribuna con los 1200 niños de las escuelas,
viendo coronar a su equipo campeón, y no digamos que con una boleta
regalada, pero que se les hubiera respetado a ellos, a los niños me
refiero, y a sus padres, el derecho a la entrada, sin inhumanas filas, ni
sobrecostos, sin sentirse desplazados por el ánimo de lucro que interesa
a los directivos del club, y sin verse relegados, a un último plano, en
las prioridades de los dirigentes de Santa Fé. Esta final se me parece
al concierto de Paul Maccartney, en donde los tiquetes quedaron en mano
de personas que no diferencian a Julio Iglesias del exbeatle. Ayer,
habían muchos hinchas de televisión, o personas que simplemente, no son
fieles al club, pero que tenían afán de protagonismo, y las boletas en
manos de los revendedores, que hicieron su agosto. Afortunadamente,
logré entrar con mi hijo, comprando la entrada más cara de lo que vale
en España ver el clásico Real Madrid-Barcelona, logré darle esa
felicidad de la séptima estrella, pero no supe explicarle, por qué el
club, en donde el se está formando, y al que ama con toda su alma, no lo
tuvo en cuenta y lo ignoró, porque lo importante era llenar las arcas
del club, no importa a que precio.
giovanniagudelomancera